Curiosamente conocidas como “nuevo mundo”, las ciudades mayas, aztecas e incas fueron tres de las civilizaciones más cercanas a nuestro territorio, cuya increíble herencia ha sido desaparecida en gran porcentaje por diversas cuestiones históricas. No obstante lo anterior, los vestigios de su sabiduría que aún son preservados, dan cuenta de su magia, de su entendimiento del sitio en que vivían y del ritmo que daban a su vida día tras día.

Es bien conocida de la civilización azteca su habilidad para la escultura; eran expertos en capturar la esencia del objeto, y lo esculpían perfectamente, plasmando cada detalle en la piedra. Generalmente las esculturas de gran tamaño representaban sus deidades de la naturaleza, mientras que las de menor envergadura estaban relacionadas con animales y otros objetos comunes. Por otra parte lograron desarrollar su orfebrería, consiguieron la fusión entre el oro y la plata y fabricaron adornos de inmenso atractivo.

De la cultura azteca se conservan hoy en día algunas escrituras como códices y poemas, y fue tan importante que de hecho nuestro idioma ha mantenido algunas palabras de su lengua (como chocolate ó tomate entre muchas otras). En el momento en que llegaron los españoles, su asentamiento principal, Teotihuacán, era una de las ciudades más pobladas del mundo con aproximadamente 250.000 habitantes, según los cronistas de la época. Lo anterior contrasta abruptamente con la situación de la civilización maya, quienes en el momento de la conquista, ya habían abandonado sus ciudades y gran parte de la población era rural.

La enigmática civilización maya es célebre por su calendario exacto, puesto que al igual que los aztecas, observaron permanentemente los cielos y descubrieron los ciclos complejos del universo, los plasmaron en sus calendarios y dejaron una herencia invaluable a la especie humana.

Otro de los puntos más reconocidos de los mayas es su arquitectura, pues son los diseñadores de las pirámides más perfectas de las Américas. Cabe destacar que esculpían los detalles de sus construcciones generalmente en bajorrelieve, al igual que los aztecas. Actualmente se conservan algunas escrituras mayas que lograron sobrevivir al holocausto español y que contienen importantes datos sobre su visión del mundo y su historia.

En cuanto a la civilización Inca, se han descubierto evidencias de asentamientos en la costa de Perú del año 3000 a.c. Y desde ese tiempo, se expandieron progresivamente hasta ocupar la región andina y construir magníficas ciudades. Uno de los más importantes aspectos para el éxito de este imperio fue la construcción primitiva de alrededor de 20.000 kilómetros de vías que comunicaban a su ciudad capital con zonas remotas de su dominio.

En cuánto al arte incaico, esta civilización contribuyó en gran medida con los modos artísticos autóctonos de América del sur, y que aún hoy son conservados. Su técnica en la elaboración de cerámica era única, ya que la misma tenía una connotación religiosa, al ser importantes en las ofrendas de las sepulturas. Así mismo, en los grabados de cerámica, los Incas plasmaron escenas cotidianas de guerra y rituales. También es importante mencionar la importancia de la escultura inca, basada en la simplificación de las formas utilizando patrones geométricos, que imprimían a la escultura inca un aire sobrio y original.

Los incas, mayas y aztecas, son definitivamente un baluarte fundamental para la creación de la cultura mesoamericana desde todas las perspectivas.

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